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Affkt

Actualizado: 23 jun 2020

“Me interesa que mi música cuente cosas, que sea singular, que transmita sensaciones nuevas, y que a su vez, fascine en su técnica”
Pic: Vincent Vandries
Pic: Vincent Vandries

El dj y productor Affkt es una de las mentes más despiertas y creativas de Valencia, pero también un productor insaciable, si hablamos de experimentar con la electrónica desde todos los ángulos. Ha conseguido mantenerse en un terreno único, en un momento donde cada vez resulta más difícil sonar diferente. Su proyecto Pobla y la dirección del sello Sincopat, junto al productor Alberto Sola, es un ejemplo de su buen hacer. El resto ha sido cuestión de tiempo, ideas, aciertos, afinidades, inagotable trabajo, y una honestidad y pasión hacia su propia música que ha removido tierras.


Dj, productor, diriges un sello como Sincopat, tienes un estudio… ¿Cómo consigues organizarte con tantas cosas a la vez?

Divido mi tiempo entre hacer música, en tocar, hacer masterings/mezclas en Pobla y en llevar el sello Sincopat.

Desde casi el principio, Alberto Sola fue el encargado de ayudarme en el sello, y cada vez ha tomado un rol más importante aunque no solo el porque la famila ha ido creciendo con Mattia y Lluis. Por mi parte, me encargo de gran parte de la dirección artística, de supervisar junto a Alberto, de remezclar, de escuchar las demos y de masterizar los temas o incluso mezclar alguno de los temas, lo cual nos lleva mucho tiempo.

¿Podríamos decir, cosa nada frecuente, que tienes la suerte de poder vivir de la música?

Yo podría vivir de la música; de pincharla y producirla, y con eso me daría para mantenerme, pero me apasiona todo lo relacionado con el sonido y como el destino me puso Pobla en el camino este ha acabado siendo otro de mis proyectos profesionales principales ahora mismo.

¿Cómo has llegado a crear una empresa de masterización como es Pobla?

Como digo el sonido Siempre me ha apasionado. Por eso decidí estudiar Ingeniería de Sonido en la universidad. Lo de hacer mastering surgió de manera natural, y con el tiempo una cosa me llevó a la otra, con la colaboración y el consiguiente crecimiento de sellos como Suara, Sincopat y principalmente por al boca a boca, la cosa fue a más.

Llego un punto en el que me di cuenta que yo solo no podía y ahí es cuando poco a poco nos fuimos convirtiendo en el equipo que somos hoy.

¿Quiénes formáis Pobla? ¿Cómo surgió el proyecto?

En Pobla somos Iñaki, Fran, Ana, Camilo y yo. Este proyecto nació en el estudio de mi casa, donde solo producía música para mis proyectos, y ha derivado en una empresa de mastering, probablemente, de las más potentes a nivel mundial centrada en el sonido de club…

¿Sólo de club?

Para nada, mira, ahora tenemos en marcha una ópera de Carmina Burana, por ejemplo. Uno de los puntos a favor que tenemos es que nos hemos centrado en un sonido muy concreto, y somos muy buenos en ello, pero también nos gusta hacer otro tipo de proyectos, crecer y no encasillarnos.

¿Habéis recibido alguna ayuda del estado para llevar todo esto acabo?

No, y creo que haría falta que el estado lo tomara más en consideración, y no me refiero sólo a nosotros, sino a toda la gente que ha hecho proyectos punteros y que está demostrando su valía a nivel mundial, porque al final, eso forma parte de la marca de un país. Estoy seguro de que en Alemania, alguna institución, escuela o empresa, nos hubiera ayudado a proyectar la marca. En España, en cambio, las cosas son diferentes, y no tanto por las trabas sino por la poca ayuda que da el estado, en general, por eso estoy contento de haber llegado a donde hemos llegado, pese a todo.

¿Te llegaste a plantear la abdicación de Pobla?

Llegó un punto de inflexión donde me planteé si dejar morir el proyecto Pobla y seguir con mi música, porque el día no me daba para más. Mas allá de la ilusión de crear y ver crecer un proyecto como Pobla, pensé que seria bueno para ganar en libertad creativa. Es decir, que no dependiera de lo que pinchara o produjera para poder sobrevivir. A parte de que, al trabajar en Pobla, con la firme intención de llegar a un producto distinto de mastering, era importante tener esa independencia. Gane más o gane menos, al final estoy haciendo lo que yo siento que tengo que hacer.

Eso te permite, a su vez, tener también más libertad en tus proyectos personales.

Totalmente. Y que es una independencia que muchos artistas de hoy han perdido porque tienen que pagar sus facturas, cosa que entiendo y respeto.

¿En qué momento te encuentras con respecto a Pobla?

Ahora estoy en un punto en el que veo que esto está funcionando, y ahí estoy, invirtiendo día sí y día también, pero por suerte, a diferencia de antes, ahora tengo mucho más tiempo para centrarme en mi música sin mirar el reloj.

¿Y qué ha sido de tu pasión al drum n bass? ¿La retomarás en el futuro?

El drum n bass sigue estando ahí. La energía que me ha aportado no se ha perdido, pero sí que es verdad que llegó un momento en el que me sentía muy limitado. El drum n bass es una música muy técnica, hasta el punto de que es casi más importante que cualquier concepto. La música electrónica, en general, va más allá del techno y el house, y el concepto prima sobre la técnica. Por eso, lo que me aportó el el drum b bass, fue el hecho de ir al detalle, el trabajar técnicamente todo muy bien, de buscar la perfección de las formas… Me ha servido también para darme cuenta que más me interesa es mi música cuente cosas, que sea singular, que transmita sensaciones nuevas, y que a su vez, fascine en su técnica.

Y como empresario, ¿cuáles son tus tendencias?

Mi tendencia es a ser emprendedor, pero no entendido este término como la figura de un empresario en potencia, sino como la figura de alguien que consigue abarcar múltiples proyectos, distintos entre sí. Eso es lo que me gusta: ponerme retos constantemente. Por ejemplo, ahora tengo pensado tocar en una banda, y son retos que me nutren como artista, pero también, como persona. Las direcciones son distintas, pero al final, lo que necesitas, es ponerte motivaciones.

Veo que muchos se lanzan a pinchar o a producir música pensando en que alguien les vaya a contratar por lo que hacen. Tú, sin embargo, apuestas por el trabajo, la constancia y el eclecticismo.

No es que apueste, sentía que debía hacerlo así y así lo he hecho. Lo del proyecto Pobla no estaba premeditado, fue surgiendo. Yo creo que la clave está en la pregunta que te hagas. Pensar, por ejemplo, qué tipo de música tienes que hacer para que algo funcione, es un planteamiento incorrecto para mi. Vaya bien o vaya mal, uno tiene que intentar hacer lo que a uno le gusta.

¿Y se puede sobrevivir en este campo centrándote sólo en lo que a uno le gusta?

Yo creo que sí, también creo que hay mucha gente que lo hace porque tiene la necesidad de ser el centro de atención. Otros lo hacen porque a lo mejor piensan que se pueden hacer millonarios con esto, sin establecer unas buenas bases para crear algo, porque cuando tú partes desde la honestidad, desde la intención de tener un lenguaje propio y un discurso distinto al que ya existe, todo acaba llegando por sí solo. Pero intentar producir música para vender con el fin de conseguir bolos, por ejemplo, a la larga, todo eso acaba cayendo por su propio peso.

Pienso que en este mundo falta gente que de verdad tenga algo que decir, y sobra gente que probablemente no tenga nada especial que decir. Es importante trabajar y ser constante, de la misma manera que ser ingeniero o médico requieren muchos años de formación y experiencia, lo mismo para el productor.

¿Qué consejo darías a alguien que quiere iniciarse en este campo?

Le diría que trabaje duro para crear un lenguaje propio, sea disciplinado y se lo tome en serio. Que se cuestione si lo que hace le da sentido a su vida y le hace feliz, porque esto no va sólo de ganar dinero.

¿Qué inversión haces para promocionar tus trabajos?

Yo invierto en prensa. Por ejemplo, cuando voy a sacar un álbum, contacto con agencias, como por ejemplo Freelástica, cuyo capitán, Bruno Garca, sabe muy bien lo que hace. Pero no invierto por invertir, ni comunico por comunicar con tal de engordar al marca, consiguiendo así vivir unos años sin producir nada, simplemente, generando hype.

¿Cómo empezó tu relación con la música?

Empezó con un piano. Mis padres eran músicos frustrados, y cuando se casaron, decidieron comprar un piano con la intención de ejercerse en el lenguaje musical. Yo heredé ese gusto y pasión por la música. Desde pequeño, he mantenido una relación directa con la música. Ya en el parvulario recibía clases de música extraescolares. Con ocho años entré en el conservatorio, y hasta los dieciséis, estuve ahí. La música ha sido mi vida.

Agradezco mucho ese esfuerzo que hice y el apoyo que recibí durante el camino. Mis padres me enseñaron que si hay algo importante en esta vida, junto a la salud, es la mochila de conocimientos que uno lleva consigo.

¿Y cuándo decidiste centrarte en la electrónica?

Paralelamente, antes de dejar el conservatorio, no sabía bien si quería dedicarme a tocar el piano. Sí que sentía una necesidad de crear música, pero cuando dejé el conservatorio, inmediatamente, empecé a producir música con ordenador. Y los ordenadores de entonces no son como los de ahora. Recuerdo la cantidad exorbitada que invertí por aquel entonces para un módulo de sonido con el que empecé ha hacer música.

¿Qué escuchabas entonces?

El rock y el indie me resultaban casi más atractivos que la electrónica. Aunque paralelamente escuchaba a Prodigy, Daft Punk o los Chemical Brothers, pero el concepto de electrónica no estaba tan definido como ahora. Era algo más difuso. La primera vez que entendí el concepto House fue cuando abrieron la discoteca Le Club, en Valencia.

Volviendo al estudio, ¿cómo definirías el máster?

Con el máster, al final, se pretende corregir mezclas y adaptar el sonido al estándar del mercado. Cada estilo tiene un estándar establecido. Hoy en día, la guerra en torno al volumen está al día. Mucha gente compra tracks en beatport porque suenan más altos. Aunque, por suerte, parece que poco a poco se va apreciando el hecho de que no porque suene más alto tenga que ser necesariamente mejor. Si no entras dentro de esos estándares de sonido, es imposible que tu música funcione. Esto es muy importante para un sello, porque de esto depende de que ganen más o menos dinero con lo que hacen. Al final, es parecido a la cocina, cuando el cocinero potencia un sabor echando sal. Nosotros intentamos que la música pase por los estándares, pero sin dejar que el volumen se dispare o sea alto, porque al final, el producto habla de nosotros, y no quiero que salga de aquí nada cuyo sonido resulte pesado, intencionadamente pensado para “vender”, ajeno completamente a nuestra forma de trabajar.

A veces me envían temas que me encantan y cuyos másters y edición no me gustan, y termino por no pincharlos.

¿Cuál es tu criterio a la hora de seleccionar los tracks en un set?

Al final el tempo determina mucho, pero lo más importante es que la música me transmita, me diga algo, aunque sea una sensación distinta a lo acostumbrado. Me gusta contar historias a través de diferentes estilos musicales. Puedo empezar con cortes de disco y acabar tendiendo al techno. Busco un tempo y una estructura en cada track que me permita pincharlos y encajarlos de forma coherente con el siguiente.

¿Cómo definirías tu sonido?

Lo definiría como el álbum que sacamos: Son Of A Thousand Sounds. De hecho, no lo definí yo, sino que me hicieron una entrevista y me llamaron así, y me gustó tanto que me prometí llamar así al próximo álbum. Es que es muy difícil definir un sonido. Por ejemplo, hay veces que tengo un bagaje de sonidos muy colorista, y me gusta probar en esa dirección, como el pintor que hace una serie de cuadros en acuarela pintando jarrones. Y cuando decido dejar los jarrones, me pongo a hacer esculturas de bronce con otro estilo musical, y así. Digamos que hay muchos Affkt, y a la gente le gusta más uno u otro, pero es en esa suma de sonidos donde se encuentra el mío propio.

¿Qué música te gusta pinchar?

Yo pincho la música que siento. Me gusta hacer música para bailar, para sentir en momento distintos. Al menos, yo siento la necesidad de que mi música tenga esa dualidad.

¿Y con respecto al álbum? ¿Cuál es tu concepción de EP y LP?

Me gusta contar historias en los álbumes. Pienso que hacer un álbum es como hacer una película y un EP, como hacer un anuncio. De cara al dj, el EP es lo más práctico, y de cara a escuchar en casa, se presta más un álbum. Hay que entender los pros y contras de cada formato. En un EP la historia no es tan importante como los temas en sí, y en un LP son tan importante los temas como la fusión, el orden y la sensación final que se consiga con ellos.

Yo vengo de la generación del CD. Pero la tecnología va cambiando y hoy en día la gente ya no escucha un disco entero, sino que acuden directamente a las listas de Spotify. La gente ya no escucha álbumes, acude a las listas.

A nivel local, ¿te sientes arropado?

A nivel local nunca me he sentido muy arropado. Si que me sentí a gusto hace tiempo, cuando pinchaba en Barraca. Le tengo mucho cariño a este club, pero después de aquella época, no he podido encontrar un lugar donde desarrollar el sonido, tanto mío como del sello Sincopat. He pinchado en muchas partes del mundo, pero en Valencia, aunque han resultado muy buenas fiestas, nunca hemos tenido la oportunidad de tener continuidad. Quizá por un error nuestro, de no dar a entender al promotor que se trataba de un proyecto de maduración lenta. Por lo general, en Valencia, se invierte a corto plazo, sin mirar más allá. Pero muchas veces las mejores cosas son aquellas en las que inviertes a largo plazo. Y con esto no estoy diciendo que nuestras fiestas no hayan sido exitosas. Creo que todas las fiestas que hemos hecho de Sincopat lo han sido.

¿Qué crees que hace falta en la escena valenciana?

En Valencia hace falta más continuidad. Lo cierto es que hay eventos muy interesantes como Fayer, La 3 o Gordo, y vienen muy buenos artistas a la ciudad pero me da la sensación que siempre se apuesta por lo mismo, pero hay tanta gente haciendo cosas interesantes en el mundo que estoy seguro que habría espacio para propuestas alternativas en la ciudad a lo que ya hay.

¿Cuál es tu motivación para mejorar esta situación?

Lo cierto es que con el poco tiempo que me queda poco puedo hacer ahora pero si me gustaría poder juntarme con un club que vayamos al mismo nivel, creando algo interesante y diferenciador, como hizo Le Club en su momento, que entendió que al final, si estaban brindando un producto singular y de calidad.

¿Hacia dónde se dirige Affkt? ¿Y Sincopat?

De momento, tengo dos caminos muy claros, como te comentaba, trabajar en el directo y hacerlo real. Y por otro lado, no puedo dejar de lado mi trabajo de estudio tanto para Poblacomo para mi. Para mi es una necesidad hacer música, mucho de lo que hago nunca saldrá pero otro tanto sí, y también quiero que mi música hable por mí.

Ahora mismo me están saliendo producciones intensas, que espero no dejen indiferente a nadie, sea cómoda de pinchar y no se atenga a ninguna moda, mis próximos lanzamientos para Octopus, Suara, Tronic, Culprit y por supuesto Sincopat plasman muy bien este concepto

Con Sincopat me gustaría continuar haciendo una marca que llegue a más gente, y no por el hecho de ser más masivo sino por ser capaces de llegar a un publico que no solo se centra en la música de club. Llevamos tiempo centrados en el formato de Eps, pero tenemos en mente sacar más álbumes, al menos uno al año. Y tanto con Sincopat como con Pobla queremos seguir proponiéndonos retos nuevos y hacer cosas más interesantes. Mientras tanto, pienso seguir con los bolos, viajando, aprendiendo y aportando.

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