"Hago la música que quiero hacer y no la que la mayor parte de la gente quiere escuchar"
Vuelve NIET!, y lo hace con Control, publicado bajo el sello Hypersunday. Se trata de su disco más honesto y cercano, con el que da voz a sentimientos y pensamientos que le han marcado la vida. Todo un puzzle sonoro, que versa sobre el temor a la pérdida, articulado a base de melodías delicadas, contundencia rítmica y profundos graves, que marcan y consolidan su singular e hipnótico sonido.
Hola Niet, ¿cómo estás? ¿Cómo estás sobrellevando el confinamiento creativamente? ¿Cuánto ha cambiado tus planificaciones y tu perspectiva de trabajo?
Estoy muy pálida, jaaja. Creativamente el confinamiento está siendo muy parecido al no confinamiento. Me ha pillado terminando mi tercer álbum como NIET!, superconcentrada en el asunto. Y pienso seguir con mis planes adelante, es decir, publicar ‘Humillación’ en mayo, sea cual sea la situación. Como soy pequeña mis ‘planes de marketing’ son más emocionales que matemáticos.
¿Dónde nos está llevando esta situación? ¿Hay esperanza para la industria musical?
Si ha sobrevivido al pirateo, a los precios abusivos, a la cultura de la música gratuita, a la desmitificación del artista, al mainstream hiperreiterativo… es capaz de sobrevivir a cualquier cosa. De todas formas, yo creo que ‘industria musical’ es un concepto demasiado ambicioso. Billie Eilish es industria musical. Y luego estamos los artesanos. Ojo, que la artesanía puede ser de lujo, no estoy hablando ni mucho menos de calidad, sino de dimensión, de proyección, y de la pasta que generas, por supuesto. Para la ‘artesanía’ nunca ha habido esperanza desde el punto de vista económico. Su supervivencia está basada en la pasión, no en los ingresos, por suerte o por desgracia.
En medio de este caos, ¿cómo aparece Control? ¿Cómo nació? ¿Qué te llevó a concebirlo?
En septiembre del año pasado empecé a trabajar en un nuevo álbum como NIET! Me costó muchísimo arrancar, un año y pico de directos me habían dejado desenfocada hasta extremos muy locos. Entonces decidí hacer el disco en español, un disco que fuera absolutamente honesto, que creo que es el verdadero destino del arte. Decidí darle voz a los sentimientos, a los pensamientos que habían marcado mi vida. Pero marcado de verdad, sin postureo. ‘Control’ fue una de las primeras piezas y habla de algo que ha configurado decididamente mi personalidad, y es… el miedo a perderlo. La autoexigencia de mantener ese control a toda costa. Elegí hacer un monólogo improvisado para que el tema respirara verdad. El envoltorio musical tiene algo de religioso, le confiere un carácter de confesión al tema. Y también incluí una segunda voz, una voz interior, que se burla del dramatismo de la propia confesión. Buscaba transmitir, pero también que quien escuchase el tema lo sintiese como propio, como si se estuviese escuchando a sí mismo.
Desde tu anterior disco, el tono de Control es más dramático, como anticipando lo que iba a venir. Control es justo lo que parece que necesitamos en una situación así. ¿Piensas que nuestra sociedad iba abocada a ello, es decir, a la falta de control? ¿seguimos soñando?
Por muy ‘rebelditos’ que nos sintamos a veces, creo que la mayoría creemos en la necesidad de control, como defensa contra el caos, que nos aterra. Parte del discurso sobre la situación actual consiste en que la situación se había desmandado y el coronavirus ha venido a poner ‘orden’ en la situación. Turismo descontrolado, libre mercado descontrolado…Todo este discurso, siendo interesante, también es peligroso. Siempre que hablamos de control, ya sea en un plano social como personal, estamos hablando de limitación de la libertad. Yo quiero tener control sobre mí misma, pero reconozco que un exceso de control sobre mí misma me perjudica, me impide ver, sentir, vivir otras cosas. Lo mismo con el cuerpo social. ¿Dónde debe empezar y terminar el control? Cualquier posible respuesta a esta pregunta da miedo.
¿Cómo definirías tu sonido actual? ¿Hacia dónde tiendes?
Tiendo, curiosamente, a replegarme sobre mí misma. En "Humillación", el álbum, esto va a ser muy evidente. Antes de empezar a componer hice todo un repaso a mi sonido anterior. Busqué las coincidencias, lo que convertía determinados temas en muy míos, los instrumentos, los ruidos, las voces, los ecos… que configuraban mi propio pequeño universo musical. Un mix entre beats muy contundentes y delicadas cajas de música, distorsiones y sutiles vocecitas… Ha sido un reencuentro y una profundización en las pautas que yo misma puse a mi música hace cinco años.
Háblanos de tu estudio, ¿con qué máquinas has estado trabajando? ¿Algún detalle que te gustaría aportar de la producción?
Mi estudio es de una sencillez brutal, básicamente digital. La diferencia no está en las máquinas sino en lo que produzco con el micrófono: voces, muchas, pero también percusiones, ruidos, choques, ambientes… Cada uno de ellos tratado hasta convertirlo en un instrumento absolutamente nuevo.
¿Por qué decidiste contar el diseñador Gonzalo Cervelló para la cover? ¿Qué te identificaba?
Gonzalo me propuso la colaboración y a mí se me pusieron los ojos como platos. Es un lujazo. Nos conocemos desde hace años y sabemos que estamos en una sintonía enorme, de ideas, de gustos…
¿Qué esperas de tu nuevo disco, y más en una situación como la que estamos viviendo?
Nadie puede imaginar la cantidad de veces que me pregunto por qué hago esto, tanto tiempo, tanto esfuerzo, tanto estrés, tanta decepción. Es evidente que espero que lo oiga la mayor cantidad de gente posible… Pero muchos años ya en el tema me han puesto los pies en la realidad. Y soy consciente, ahora más que nunca, de que no hago música “de balcón”. Hago una música incómoda, jodida y a veces deprimente o difícil de entender. Hago la música que quiero hacer y no la que la mayor parte de la gente quiere escuchar. No tengo detrás una gran discográfica. No tengo dinero para pagarme una campaña de marketing. Sólo me tengo a mí. Sueño con personas a las que mi música les hace clic en el cerebro, que conectan con ella. Que no es poco.
¿Cuáles han sido los factores más influyentes en tu carrera hasta ahora?
Una especie de enfermiza necesidad de expresarme, la tozudez, la decepción, el amor por la música y sobre todo por la música electrónica, que sigo escuchando a diario y que me sigue emocionando más que ninguna otra, el olvido (de la decepción anterior, jajajja…).
Finalmente, ¿qué puedes contarnos sobre tus proyectos presentes y futuros?
Quiero acabar este disco. No sé para los demás, para mí terminar un disco es un proceso demoníaco. Una especie de bucle del que me cuesta mucho salir… Tengo aparcado un proyecto final de Hypersunday, de remixes (ya veremos), y me apetece mucho volver a remezclar a otros, algo que hice mucho en el pasado y de repente empecé a mirarme el ombligo y fue un no parar…
NIET!
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