“No transmito componiendo sino pinchando las genialidades de otras personas”
El dj granadino Jota Funk es un gran virtuoso. Track a track, desde cero hasta alcanzar lo sublime, consigue hacer lo que pocos logran alcanzar: construir una sesión a su medida. Responsable del tremendo programa Groove Addicts Radio Show, una referencia en la música slow, aquí tenemos el big pleasure de presentar a un artista de los platos, que ha permitido a multitud de clubbers quemar incontables calorías y conquistar impensables horizontes.
Después de tantas entrevistas que has realizado en tu programa radiofónico, Groove Addicts, ¿cómo te sientes al estar en la otra parte del micrófono?
Sinceramente, con la mano en el corazón, me siento súper bien, entre otras cosas, porque uno cree que ha hecho algo valorable para otra gente que quiera embarcarse en un proyecto similar. Cuando intento enseñar públicamente la vida de un artista, de un músico, es porque veo que merece la pena que la gente lo conozca. Así que retomando lo dicho, me siento genial, porque veo que estoy haciendo un trabajo que contribuye a la cultura.
¿Qué inquietud vino antes, tu trabajo radiofónico, con la intención de dar a conocer a determinados artistas de la escena slow, o el deejing?
Mi inquietud vino a los quince años, cuando me compré mis primeros platos junto a mi hermano y un colega. Éramos jóvenes. Hablo del año 1994. Yo quería saber cómo se encajaba un disco con otro sin que nadie se enterara. Esa magia me atrajo muchísimo. Después, al pinchar y conocer a artistas más consolidados de la escena, te das cuenta de que también quieres conocerlos personalmente y mostrarlos a más gente.
¿Cómo surgió la idea de crear un programa radiofónico como Groove Addicts?
El programa surgió porque la gente siempre me ha dicho que soy un culillo de mal asiento, y desde que empecé pinchando en salas, con apenas quince años, yendo a las discotecas con nuestros discos para que nos dejaran pinchar, sin saber ni siquiera lo que era un pitch, he ido pasando de un sitio a otro, pinchando, teniendo residencias detrás en salas como Club Electric, detrás de Industrial Copera y más locales.
En el 2010, cuando estudiaba, la figura del residente era muy inusual en la sala, porque los dueños de los locales querían djs baratos con la controladora incorporada. En aquél momento, yo tenía una residencia en un club de jazz y funky, que fue donde empecé a inclinarme por el slow. Pero al tener más tiempo libre, se me ocurrió embarcarme en un programa de radio. Al principio se me presentó la oportunidad en la emisora Mega Fm, donde se nos brinó la posibilidad de hacer un programa bajo el título de Secret Code Radio Show. Ahí estuvimos durante once programas, y la experiencia fue tan bonita, fructífera y enriquecedora, que dije, esto no lo puedo dejar. Así que alrededor del 2011 terminé en Mega Fm mientras que a través de la mediterraneanhouserradio.es, que después de escuchar nuestros programas, nos ofrecieron un espacio. Mi hermano, por entonces, montó su programa por su parte, pero desde que empezó a tener hijos se desprendió, y como yo no tengo hijos, a menos que y sepa, seguí con el Groove Addicts, que es donde dejo volar mi corazón y mi alma, haciendo una selección de artistas que pinchan y producen a una velocidad inferior o equivalente a 120bpm.
La música es una escalera. Estamos los de abajo, los de en medio y los de arriba. Pues bien, yo contaba con artistas que ya estaban arriba, consolidados, y que personalmente, me sirvió de punto de partido, pero también, de un intento de dar a entender a la gente que esto es cultura, de que esto va más allá de los prejuicios de los que nos toman por drogadictos.
¿Cuál fue tu criterio en relación a los artistas?
Si te soy sincero, que fueran vendibles. Pet Duo, por ejemplo, que pincha a 138, a mí no me dice nada, pero siempre tuve curiosidad por saber cómo eran en la intimidad, como persona. Porque la gente está acostumbrada a verlos en macrofestivales, muy lejos del público. Así que por ahí fui tirando, dando con unos y otros. Mostrando a la gente lo que consideraba -y considero- que es cultura. Ese fue el criterio.
¿Cuentas con alguna anécdota de tus entrevistas radiofónicas?
No se me olvidará en la vida una anécdota que me encantó. Le pregunté una vez a A.Profesor por sus discos preferidos, y me dijo uno en concreto, que siempre que lo ponía triunfaba en la pista, y cuando le pregunté por cómo lo consiguió me dijo que lo cambió por “un talego de chocolate apareado”. Me quedé a cuadros y luego nos reímos mucho.
¿Qué es lo que más te ha aportado tu papel como entrevistador?
Una de las cosas que más me ha aportado ha sido la de ponerme los pies en el suelo, valorar el trabajo, ser humilde y saber compartirlo, así como a entender que los que están arriba, los que comen de esto y luchan día a día por su profesión, son personas igual de humildes que tú y que están dispuestos a escuchar y valorar a otro dj.
¿Qué definirías tu papel en la escena?
Yo soy un dj, un amante, un melómano musical. Una de nuestras labores es de divulgación, de transmisión, no solo de música, sino también de las palabras de los músicos. No sólo somos música, somos palabra y estamos aquí para transmitir las palabras al público y de ahí viene mi labor.
¿Te consideras un coleccionista, un apasionado?
Por suerte, todo esto empezó gracias a mi tío. Vivíamos en el mismo edificio, él en el tercer piso y yo en el segundo, y nos invitaba a subir, a mi hermano y a mí, para coger cinco vinilos. Y a día de hoy, se lo agradezco, porque me ha convertido en un melómano musical de todo lo bueno. Mucha gente me ha preguntado por qué no produzco, pero es que yo no transmito componiendo música, yo transmito pinchando las genialidades de otras personas. Si ahora yo me pusiera a producir porque sí, poniéndome en contacto con sellos, se acabaría publicando mi trabajo y copando el mercado de mierda. Y yo no quiero eso, yo quiero musicón y mezclar discos que consigan ponerme los vellos de punta.
Hoy parece que cualquiera que pincha quisiera ser cosa menos lo que es.
Yo me considero dj. Creo que la figura del dj es muy necesaria. Hacen falta menos productores y más djs. El hecho de ponerse delante del ordenador y sacar una producción, lo veo una tarea excepcional, pero a la cual no llego. Ahora, nadie me dice que dentro de quince años me ponga delante del ordenador a crear música, pero a día de hoy, no consigue hacerme vibrar. Por eso me considero dj y creo que moriré siendo dj.
Digamos que entiendes al dj como una especie de divulgador de la buena música.
Exactamente. No es lo mismo once minutos de éxtasis en un tema que dos horas de psicología en una pista de baile. En este último caso, tienes que ser un psicólogo y saber cómo van a reaccionar con cada tema que pinches. Si bailan más, si bailan menos, y si bailan, imprimir un poquito más de caña para que la gente responda. Otros, pueden ser muy buenos productores, pero no tienen esta sensibilidad con la pista y la acaban vaciando. Y lo mismo viceversa, djs que copan el mercado de música de mierda. Esto le pasa mucho, por ejemplo, a Fatboy Slim. Como productor es tremendo, pero sus fiestas las repite por todo el mundo, con la misma sesión. Particularmente, 4h de sesión de ese hombre, es malísima.
Está tan desvirtuada la figura del dj, que cualquier productor o actor que haga un show, aunque sea mala la sesión, parece que garantice el set.
Eso es parte de la controversia del asunto. Si el dj consigue fama, parece que casi le obliguen a meterle horas de estudio para producir, para sacar un Ep que por venta, apenas te llevas unos céntimos de comisión, obligándote igualmente a seguir pinchando para poder comer.
Yo soy de un barrio muy humilde de Granada, que se llama el Zaidín -que es como el barrio de Vallecas en Madrid-, y en mi calle hay productor que hizo un tema que hace unos años fue el quinto tema más puesto por Richie Hawtin y te puedo garantizar que es el mismo: ni tiene un Ferrari, ni una súper casa ni le ha ayudado en nada de nada, y ahí sigue pinchando para poder comer. Entonces, ¿de qué sirve que Richie Hawtin enmarque tu tema en su lista de los más pinchados? Para nada más que por pura satisfacción personal, que en el fondo es muy triste que un dj como Richie Hawtin ayude a la gente que está haciendo grandes cosas.
¿Dónde te encuentras actualmente dentro de la escena?
Llevo desde el 2015 sin parar. En Granada, queda mal que lo diga, pero ya que me preguntas, soy bastante conocido, y en Madrid y Toledo también estoy empezando a tener cada vez más bolos. Pero esto viene de un trabajo de hace 5 años, cuando intenté construir mi agencia y tuve que dejarla porque vi que los djs eran muy egoístas. Yo me quitaba fechas para dárselas a los djs de la agencia, hasta que me di cuenta de que todo eran gilipolleces; que si hoteles, que si vuelos, que si no me gusta esto, que si no me gusta aquello… Y dije, mira, que os den por el culo a todos, y decidí centrarme como artista, hará un año y medio. Por entonces, nadie se atrevió a entrevistarme, y fíjate ahora. Casi podría decir que he avanzado un peldaño.
Quizá porque has sabido valorarte como tocaba
Yo he estudiado Administración y Finanzas, y una de las cosas que me enseñaron era que había que valorarse como si fuéramos una empresa. Si en tres años y medio no da resultados, lo mejor es montar otra. Y el año pasado, me veía un peldaño por debajo, y este año veo que estoy un peldaño por arriba, y aunque uno quiera llegar a lo alto de la escalera, creo que nunca hay que dejar de subir peldaños.
¿Cómo ves la escena electrónica granadina?
Tenemos una escena bastante importante. Fíjate que una de las discotecas más antiguas de España es Industrial Copera, con más de 28 años a sus espaldas. En verano sí que es verdad que aquí no hay ni perros descalzos, pero cuando llega septiembre hay una actividad juvenil bastante intensa e interesante. Pero claro, ¿qué ofrecen los locales y los negocios de la ciudad? Ofrecen una programación de sota caballo y rey, y si lo único que das es eso, la gente lo que demanda, al final, es sota caballo y rey. Hay cinco salas de electrónica que programan pero también hay mucha desinformación.
Por ejemplo, en Industrial Copera se organizó un fiestón con el dj y productor Uner y habían 25 personas contadas, cuando ese artista está dando la vuelta al mundo. Ahora, si te viene un Marco Carola o un Richie Hawtin, que son los mismos de siempre, y que no hacen otra cosa que enmierdar la escena, estandarizarla y contribuir al star system de la electrónica, las salas revientan y se gasta el público por entrada pastizales. Y otra cosa que veo fatal, es que los dueños de las salas se están acostumbrado a mal pagar a los djs o a que el mismo dj lleve de casa todo el equipo de un lugar a otro. Si la sala no tiene equipo, no es un club ni una discoteca, es un bar.
¿Cómo te ha influido la electrónica slow?
El slow me explotó los sesos y la onda expansiva, después de cinco años, la sigo teniendo. Todo empezó cuando conocí Makoki Funk, y empezamos a mandarnos música, pero en la primera carpeta que me mandó, uno de los artistas que figuraba, era el mejicano Mijo. Cuando lo escuché, dije, ¿pero esto qué es? Y le dije, a ver, esto va muy lento, ¿no? Y me dijo que no, que eso iba como tenía que ir. Y me dijo, “¿tú quieres ver cómo suena en directo?” Así que me invitó al Bernabeu, para pinchar junto a él, y en el after, fue pinchando cada vez más despacio, hasta llegar a 120bpm. Se pegó una sesión brutal, que mi cabeza estalló. Recuerdo que en aquél after me pasó uno de los temas de LosBikini, y cuando los escuché, con buen sonido, flipé. A partir de entonces, empecé a seguir a Javier Busto, Teniente Castillo, Alvaro Cabana, etc. Fue un descubrimiento, una labor de más de cinco años de habituarme, de escuchar tema a tema y de entender que la música no se baila por su bombo y caja, sino por todo lo que imprime en medio. Las posibilidades sonoras son infinitas, y me abrieron un horizonte infinitamente estimulante. Me ha enriquecido mucho y cultivado musicalmente. Creo que el slow es una música para inteligente, sin menospreciar a nadie, porque no se baila en un bombon y una caja. A mí me ha costado cinco años entenderla y comprenderla, y puedo decir que si de algo o alguien estoy enamorado es del SLOW.
Para terminar, ¿hacia dónde se dirige Jota Funk?
Mi ilusión es dar la vuelta al mundo. En este mundo, los más escépticos y los que más problemas te ponen son tu propia familia, que son a los que más cuesta demostrarles algo -contando con que lo primero de todo es que no hay que demostrarle nada a nadie, hay que demostrárselo a uno mismo cada día-. Y yo no quiero ser millonario. Dar la vuelta al mundo. Pinchando de un lado para otro. Mis ideas me llevan a seguir trabajando diariamente en esto y a comer de esto, dando la vuelta al mundo, mostrando la música que los demás artistas confían en mí para que yo la ponga.
Es un orgullo poder decir que he podido dejar otros trabajos de lado por lo que más me apasiona. Porque lo fácil es lo que quiere todo el mundo. Lo fácil de irte a una empresa, ser un número más de la seguridad social, etc. Tampoco quiero que me hagan una estatua, sólo que me dejen vivir de lo que yo quiero.
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