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Tierra de Ovnis lleva tiempo desarrollado un nombre con música que abarca múltiples géneros. La diversidad en la música es su núcleo. El sonido de Tierra de Ovnis tiene una característica común reconocida por temas recurrentes; la nostalgia, melodía y profundidad cósmica, que te arrastra, pero sin perder la energía.
El resultado es una obra seria, cuidada con esmero, que se presta a empezarla y no volver a la realidad hasta que no haya acabado: los auriculares son como la bombona de oxígeno que permiten bucear hasta el fondo de esta gran rotación sonora, de esta órbita cósmica, y estar ahí en un estado de fascinación hipnótica.
En este mundo donde se busca desesperadamente la velocidad y el déficit de atención es tan alto, un disco así será incomprendido entre muchas personas, incluso desestimado como realmente importante. Pero sólo hay que tener la paciencia y la voluntad de pararse, de respirar, de hundirse en él, de aguantar ahí dentro todo lo que se pueda, y admirar su interior.
La idea que mueve este disco nos remite a uno de los atributos cruciales de la música, y es su inagotable capacidad de generar estados de ánimo que nos protegen en todo momento. Su significado queda en manos de los amantes de la música electrónica, más allá de la pista de baile y todo hedonismo.
Playa Reptilia puede y debe ser escuchado como una porción de música atemporal, que transmite una idea positiva en tiempos de conflicto, y su estética apela a lo más básico, profundo y receptivo del espíritu. Tierra de Ovnis, en definitiva, diseña un sonido amplio y frágil para escuchar y sentir desde lo más profundo.
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